domingo, 20 de octubre de 2013

Empresas multinacionales y globalización


Se denomina empresas multinacionales a aquéllas empresas que no sólo operan y tienen presencia en su país de origen, sino que también se encuentran en otros países. Están en más de una nación (multi-nacional). Aunque el concepto lingüístico es sencillo, la dinámica y el funcionamiento de este tipo de empresas es muy complejo y merece ser analizado.
Las multinacionales expanden operaciones como la producción o la administración alrededor del mundo, y movilizan plantas industriales de un país a otro. Tienen una visión global de la economía y de su ámbito de trabajo. Operan para todo el mundo, y sus clientes son los mercados, países, empresas, organizaciones, de todo el planeta. Al ser multinacionales, conciben al mundo entero como su mercado potencial, y sobre él actúan y se mueven.
El término multinacional ha de ser entendido como descripción del ámbito de actuación, no de la naturaleza de la compañía. Una empresa multinacional no es una empresa cuyo origen esté en muchas naciones, sino que opera y actúa en un gran número de ellas. Por ejemplo The Coca-Cola Company es una empresa de Estados Unidos (es una empresa nacional estadounidense) que está presente en todo el mundo (es una empresa multinacional a nivel global). The Coca-Cola Company es una empresa estadounidense, no una empresa multinacional, en tanto en cuanto no es una empresa de varias naciones. Debido a la posibilidad de caer en un error, algunos autores prefieren referirse a este tipo de corporaciones que operan en varios países como empresas transnacionales.

La globalización va de la mano de las multinacionales

Las multinacionales son los principales agentes del proceso de globalización. Junto a su expansión por el mundo se difunde la economía, la política e incluso la cultura.
Las multinacionales expanden la economía por el planeta porque trasladan sus actividades (económicas) a otros países, de forma que la inversión, los beneficios o las pérdidas afectan no sólo al país de origen de la empresa, sino también a los nuevos países en los que la empresa se ha instalado. Toyota (multinacional japonesa), cuando se instala en Tailandia, afecta a la economía de Japón pero también a la de Tailandia.
Por otro lado, las multinacionales difunden las políticas porque, en el fondo, la política va estrechamente ligada a la economía. Los gobiernos de los países se preocupan por la economía, y no hay mayor entidad económica que una gran multinacional. La voluntad de las empresas se ve muchas veces plasmada en las políticas que adoptan los Estados y los organismos internacionales.
Finalmente, las multinacionales también propulsan la difusión de la cultura por todo el mundo. Casi siempre son multinacionales occidentales, así que es la cultura occidental la que triunfa en su expansión global. Por ejemplo, cuando una empresa como Adidas (multinacional alemana) llega hasta Indonesia, los jóvenes indonesios comienzan a vestir como los alemanes. Así, la forma de vestir, la música que se escucha, los refrescos que se beben y las películas que se ven son las mismas en todo el mundo, porque han llegado a todos los países gracias a las empresas multinacionales, que han extendido sus productos por todo el planeta. Este fenómeno es lo que se puede llamar ‘globalización cultural’.
Así pues, dentro del proceso de globalización, podemos distinguir varios tipos:
-Globalización económica. La globalización se caracteriza en la economía por la integración de las economías locales en una economía de mercado mundial, donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria, cobrando mayor importancia el papel de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales, junto con la implantación definitiva dela sociedad de consumo.
-Globalización política. Este tipo de globalización consiste en la creciente integración de las distintas políticas nacionales en una única política mundial. A través de organismos internacionales, y bajo la constante presión de las empresas multinacionales, las decisiones políticas de importancia mundial están siendo fomentadas y extendidas por todo el planeta para que afecten a todos los países del mundo. Aunque no sólo son políticas económicas, también se han ‘globalizado’ políticas medioambientales (ONGs) , políticas de defensa (OTAN), políticas de cultura (UNESCO), políticas sociales (ONU)…
-Globalización cultural. En la que las prendas, música, modas, formas de actuar, pensamiento, etc. adquieren dimensiones y presencia globales. Las tendencias occidentales se difunden por todo el mundo, y se adoptan en países como Brasil, Egipto, Malasia, Bolivia o la India. Hoy en día se pueden ver camisetas de fútbol de equipos europeos en cualquier país del mundo, así como zapatillas de Nike o películas de Hollywood.
En estos tres tipos de globalización están muy presentes las empresas multinacionales. De hecho, son ellas quienes ayudan a que cualquier aspecto de la vida cotidiana (política, cultura, economía…) adquiera dimensiones globales. Las multinacionales están siendo el principal conducto por el cual la globalización se está desarrollando y, a su vez, ésta está promoviendo el rápido desarrollo de las empresas multinacionales (es decir, que las empresas se transnacionalicen o que las que ya han acometido ese proceso crezcan aun más, fusionándose con otras o ampliando sus mercados). Así pues, globalización y multinacionales van de la mano y se autoalimentan, reforzándose mutuamente.
José Luis Sampedro decía que la tan celebrada globalización no era mas que un proceso en el que se transfería el poder de los Estados a las multinacionales. Efectivamente, con el proceso de globalización son las empresas y no los gobiernos y los Estados los que toman la iniciativa y el protagonismo en la economía mundial, si bien es cierto que estos últimos tienen todavía en sus manos los instrumentos de regulación para asegurar un mundo más competitivo y más justo (económica y socialmente). En el fondo, la globalización consiste en que el poder pase desde la política a la economía.

Multinacionales con demasiado poder

Ya lo adelantó J.K Galbraith en El nuevo estado industrial (1967), cuando dijo que las grandes corporaciones se convertirían en la unidad económica estratégica de mayor significado y entidad en el mundo. Se ha cumplido. Hemos llegado a un punto en la historia en el que encontramos empresas cuyo tamaño las hace más fuertes económicamente que incluso países enteros. Por ejemplo ExxonMobil tiene más dinero que Malasia, Perú o Ucrania.
Este poder económico conlleva a un aumento del poder de decisión, mediante la presión a la política. Aunque no sea de forma directa, muchas veces las multinacionales de sectores estratégicos controlan la política en todos los niveles geográficos: local, nacional, regional y mundial. Los casos más conocidos son los de las multinacionales petroleras, del gas, financieras, informáticas… etc. Grandes empresas que controlan sectores muy importantes para el desarrollo de la vida de las personas y de los países.
En el siguiente ranking se combinan países y empresas, de forma que, comparando producto interior bruto (PIB) e ingresos (revenues). La propia Gazprom, por ejemplo, tiene más dinero que Bangladesh o Irak. Esta lista está elaborada con datos de 2011, y no deja de ser sorprendente que entonces, de las 100 mayores economías del mundo, 60 fueran países y 40 empresas.
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Los procesos de fusión y las alianzas entre grandes empresas les permiten alcanzar un enorme tamaño, a la vez que crecen su poder e influencia en la economía mundial. Mediante estas prácticas han conseguido formarse grandes corporaciones que superan el volumen económico de muchos países y, por lo tanto, tienen más poder de decisión a nivel internacional.







Deslocalización
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Empresassss
En el mapa observamos una tendencia clara a deslocalizar siempre desde zonas de un rango mayor hacia otras de nivel inferior. Se destacan tres zonas tradicionales de poder y dos nuevas zonas emergentes: Latinoamérica y Asia. La tendencia es descendente, desde los centros de más poder se deslocalizan actividades de las empresas hacia centros periféricos. Podemos distinguir dos tipos de deslocalización, o dos fases.



Primera fase: deslocalización tradicional 
La primera fase tiene lugar desde los tres polos tradicionales de poder (EEUU+Canadá, Europa y Japón+Australia) hacia las principales áreas emergentes (México, Brasil, Argentina, Sudáfrica, Nigeria, Turquía, Subcontinente Indio, Sudeste Asiático, China).
Esta primera deslocalización se basa en la reducción de costes de producción. Las grandes empresas occidentales, procedentes de la Tríada económica (empresas francesas, alemanas, estadounidenses, japonesas…) se encuentran con que determinadas actividades son más rentables si las realizan otro tipo de personas (menos cualificadas) en otro tipo de espacios (más periféricos).
Las actividades que se suelen deslocalizar son las más sencillas: producción manufacturera (fábricas) y administración y gestión de datos (oficinas). Otros procesos como la gestión central o la dirección se mantienen en los puntos de más alto rango (ciudades globales como Londres, Nueva York, París, Madrid, Tokio, Sidney…). Así se explica que en estas ciudades encontremos modernos rascacielos y centros de negocios de alto nivel. Las actividades que en ellos tienen lugar son de mucha importancia para las empresas (dirección, gestión, marketing, innovación, diseño, investigación, estrategia empresarial…)
Mientras tanto, en otras ciudades como Manila, Shanghai, Calcuta, Karachi, Sao Paulo o Bangkok se ocupan de la simple fabricación de los productos y, como mucho, de gestionar datos informáticos y contabilidad. Tareas sencillas para gente sencilla. Así es como funciona esta “primera fase” de la deslocalización empresarial.
Por ejemplo, la multinacional más importante de la industria del automóvil, Toyota, es líder del sector gracias a la innovación, al diseño, a la ingeniería y al marketing que hay detrás de cada uno de sus vehículos. Todas esas tareas (innovación, diseño, marketing…) se realizan en el país de origen de la empresa (en este caso, Japón). Son tareas demasiado importantes y de alto rango como para ser producidas por trabajadores filipinos o indonesios. En cambio, el proceso de fabricación del propio vehículo sí que depende de otros países. En el caso de Toyota, sus principales suministradores de piezas y componentes para automóviles se localizan en el Sudeste Asiático.
En la noticia siguiente vemos la importancia que tienen estos suministradores subcontratados por las multinacionales occidentales para el funcionamiento de las mismas. A finales de 2011 unas inundaciones que afectaron a la provincia de Samut Prakan (Tailandia) obligaron a cerrar las fábricas que tenía Toyota, obligando a detener la producción de las plantas de la empresa en otros países.
Segunda fase de deslocalización, un proceso reciente
Lo más interesante de la deslocalización a nivel global es un proceso concreto que está teniendo lugar desde hace pocos años. La “primera fase” de la que hemos hablado cuenta con algunos más años de historia. Famosos son los productos ‘Made in china’ o ‘Made in Taiwan’, y todos sabíamos ya que es en la India, en Brasil o en China donde se fabrican las cosas, porque nos llegaban las típicas noticias de las malas condiciones laborales en las que trabajaban los obreros de estos países y porque era conocido que las empresas pagaban menos salario en aquéllos países.
Pero ahora las cosas han cambiado. Ahora los productos ‘Made in Taiwan’ son de un rango algo mayor, y ahora las grandes ciudades chinas han adquirido un nivel bastante más alto. En cierta medida, ya no son India o China los pobres desgraciados que tienen que fabricar a Occidente y encargarse de las tareas que las grandes empresas europeas y americanas no quieren realizar.
Ahora la India y China han alcanzado un nivel y un poder económico mucho mayor, de forma que se ha generado una nueva división de la “pirámide de rangos”. Si antes estaban Occidente en lo más alto y el resto del mundo en lo más bajo, en la actualidad algunos países han escapado de ese segundo escalón.
Esos países, que son principalmente India y China, ya no quieren ser el patio trasero de Occidente. Ya no se quieren encargar de las tareas poco cualificadas y sencillas. Una segunda fase de deslocalización se muestra en el mapa en flechas rojas, y muestra el mismo proceso que se ha descrito anteriormente, de forma que, desde un nivel más alto, se trasladan ciertas actividades a un nivel inferior. 
china-exports-hmed-745aEsta segunda deslocalización se basa en la cualificación creciente de la mano de obra en países de la periferia como China o la India, y consiste en que las grandes empresas de los países de la periferia traspasan actividades de producción o confección a otros países como Filipinas, Pakistán o Indonesia.
Las empresas que realizan esta deslocalización pueden tener relación con las multinacionales occidentales, pueden ser empresas subcontratadas por alguna corporación de Occidente que, a su vez, subcontratan o se van a fabricar a otros países. En este caso los productos de la empresa occidental habrán sido “deslocalizados” dos veces.